Cada sorbo de colada morada es un viaje en el tiempo, una conexión con nuestras raíces y un abrazo a los que ya no están. No es solo una bebida; es una historia líquida que se transmite de generación en generación, un ritual ancestral que encierra el espíritu de la cosmovisión andina.
El mundo ha reconocido su grandeza. La colada morada ha sido catalogada como una de las mejores bebidas no alcohólicas a nivel mundial por el prestigioso TasteAtlas. Pero, ¿qué la hace tan especial? Más allá de su sabor dulce y especiado, esta bebida es un reflejo de nuestra cultura y nuestra relación con la vida y la muerte.
Cada 2 de noviembre, las familias ecuatorianas se reúnen para conmemorar el Día de los Difuntos, y la colada morada se convierte en un símbolo de ese lazo irrompible con los ancestros. En su profunda tonalidad morada se esconde el ciclo de la vida: de la siembra del renacer a la cosecha de la muerte. Es un recordatorio de que todo vuelve a la tierra, de que la vida es un constante fluir.
Pero no cualquiera puede tener el privilegio de degustar una verdadera colada morada. Su ingrediente estrella, el mortiño silvestre andino, es un tesoro de la naturaleza. Su cosecha depende de los caprichos del clima y del ritmo de la tierra, lo que convierte a esta bebida en un lujo que pocos pueden disfrutar en su máxima pureza.
Y no solo es tradición y cultura. Es salud, es bienestar. Su composición es un elixir de la naturaleza, un potente antioxidante que retrasa el envejecimiento. Tomarse un vaso de colada morada es como beberse un shot de vida, una fórmula llena de vitaminas que revitaliza el cuerpo y el alma.
Los Andes han dado al mundo una joya en forma de bebida. Su esencia se encuentra en tres ingredientes únicos: el mortiño, el babaco y el maíz morado, todos regalos de la Pachamama que le confieren su inconfundible sabor y sus propiedades nutricionales.
Actualmente, nuestra cultura ecuatoriana ha popularizado esta tradición no solo en el Día de los Difuntos, sino aprovechando cada cosecha de mortiño y/o combinando otras frutas con las mismas propiedades y sabores similares para conservar su esencia. La Sierra ecuatoriana, por supuesto, es el centro de esta bebida, y para que no te quedes con las ganas, aquí te contamos dónde puedes degustarla cualquier día del año.
En Nayón, el jardín de Quito, la colada morada ha encontrado un hogar permanente. En la ciudad de Quito, al norte, su gran demanda local la ha transformado en una fuente de emprendimientos, ya que muchos la buscan por su fórmula antienvejecimiento, por conmemorar sus recuerdos o simplemente porque no existe otra bebida en el mundo que se le parezca. La venden a partir de los días miércoles a sábado desde las 3 de la tarde hasta que se termina. Pero tranquilo, aquí hay varias opciones, ya que el 70% de los negocios de comida la venden. Ahora es parte de la tradición de Nayón.
Si buscas pedidos mayoristas, escríbenos y te damos el contacto de los originales hechos en leña. No podemos consumir la colada morada de manera industrial, sería como comparar la comida de la abuela con cualquier cadena fast food. ¡Apoya la tradición y el emprendimiento!
No es solo una bebida, es un legado. Es la historia de un pueblo que honra a sus ancestros con cada sorbo, que celebra la vida aún en la muerte, y que ha llevado su tradición a lo más alto del reconocimiento mundial. Tomar colada morada es rendir homenaje a nuestras raíces, es recordar con amor y es, sobre todo, seguir viviendo.
¿Te animas a probar esta joya de los Andes? No esperes al Día de los Difuntos para disfrutar de su sabor y sus beneficios. Visita Nayón, El Jardín de Quito.
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